sábado, 13 de julio de 2013

El Camino del Lila


Dos pares de patucos, rosa y azul. 

Con una misma misión: calentar y proteger a unos piececitos que sustentan y sustentarán, a una persona durante su largo camino de vida. Ayudándoles, a descubrir su lugar en el mundo, sus aptitudes, habilidades, pasiones y todo aquello que les ayude a vivir.

A su vez, estos patucos tienen una oscura meta. La de delimitar, marcar y segmentar el futuro de estas personitas por la forma de su sexo. Definiendo qué aptitudes son y no válidas, qué habilidades son las propias de su género y como debe ser su cuerpo. Añadiendo un sinfín de condicionantes culturales e inseguridades. Y, en definitiva, dándoles más valor o menos, y dejándolo muy claro todo esto, desde los primeros días de vida.

Todo ello por un color. Resulta triste.

Uniéndome a esta lógica de colores, con una idea nada nueva, me dispuse a hacer lo que había hecho mil veces en pre-escolar. Tome un papel, un lapicero rosa y uno azul. Pinté primero con el rosa y más tarde encima con el azul para descubrir un tercer color. El lila. Y es que el lila tiene una misión también, la de tocar todas las gamas de azul y rosa. La de no definir los juegos, si no fomentarlos, la de sentarnos a todos a una misma altura, la de la seducción que seduce y no revuelve el estomago, la de la independencia, la seguridad, el amor, y sobre todo esto, la libertad.

En este blog intentaré a través de reflexiones, experiencias y escritos de otras personas, hacer pensar sobre el sexismo y el feminismo. Mi objetivo no es ambicioso, quiero llegar a las personas de mi entorno. 

Con esto dejo aquí mi primer pasito, en el Camino del Lila. 



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