miércoles, 31 de julio de 2013

Torres de marfil

No tengo una gran formación o experiencia en el terreno de las luchas sociales. Esto me ha hecho sentir cierto complejo en debates, charlas, foros...etc.Y bueno, hasta hace poco creí que se trataba de un problema mío, que yo debía seguir leyendo, conversando con personas con más experiencia, reflexionando,etc. Y sí, claro, tengo que hacer todo esto, pero también ví que mis quejas sobre ciertas aptitudes que me hundían un poco más en mi complejo era algo que merece la pena tratar.

Estas aptitudes (tonos, interrupciones, gestos de desdén, etc.) son en conjunto ataques sutiles contra las personas que se acercan a la lucha social con más o menos timidez, y por supuesto, comete errores (como cualquier persona en un proceso de aprendizaje o en un proceso de vida) por parte de personas que lo quieran admitir o no, se ven como a sí mismas como superiores, más cercanas a la verdad, incorruptibles y mantienen una irreal en la que pretenden proyectar que leyeron a autorxs clásicos a la vez que leían "Teo va al parque", en lugar de haber tenido un proceso como todas.

Sobre este tema dentro del feminismo ha escrito muy bien Rosario Hernández Catalán. http://www.elcorreo.com/vizcaya/20130723/mas-actualidad/sociedad/como-espantar-nuevas-feministas-201307221255.html . Habla de personas con una imagen estupenda de sí mismas al verse como feministas de pro, como si de la ideología se derivara un comportamiento ejemplar, incuestionable. Este comportamiento "sobrao" a veces intolerante, y casi siempre con un lenguaje enrrevesado, "espanta" como dice Rosario a lxs que estamos en potencia, a lxs que queremos aprender. También dice de manera muy acertada que para ser un/a feminista en potencia no se necesita tener un bagaje teórico enorme, y apartar a las personas que no conocen o dominan ciertas realidades/información como el lenguaje igualitario, la teoría queer, el postporno, autorxs, etc. no es bueno para nadie. Especialmente porque una persona dolida es la primera que puede echar pestes sobre un movimiento. Y perder un apoyo que no sabemos hasta donde puede llegar, un/a compañero/a de viaje, es una pena.

Yo me reafirmo en la idea de que no se necesita una gran formación para querer formar parte de la lucha. En realidad (para mí) se necesita tener claro qué es una persona y su valor en tanto que es persona. Luchar por ello es para mí, la base de cualquier lucha social.

Ahora voy a dejaros mi única aportación original a esta entrada, lo que yo puedo aconsejaros a todos y todas humildemente para no caer ataque sutil y permitir el desarrollo de nuevas manos, piernas, bocas y cerebros en los distintos movimientos:

 -Ayudad al crecimiento de otros dándoles el espacio que necesiten para debatir, argumentar, recomendad lecturas, solucionad dudas en la medida que podáis y os sintáis con animo para ello (como aprendedores nosotros no tenemos derecho a consumir a una persona).

-Usad la información para empoderaros y empoderar a otros no como un vehículo de poder símbolico jerárquico.

-Amad, sentíd, apasionaos con vuestra ideología, pero nunca permitáis que esta os niegue ver lo que tenéis delante, personas con toda su complejidad, necesidades y sentimientos.

-Construyamos juntos, siempre hacen falta personas más experimentadas y siempre se las ha de valorar en su campo, pero creer que solo unas personas tienen la exclusividad para trabajar o avanzar en el movimiento es pura ignorancia. Se debe contar con todos y todas para crear cambios reales. Yo no voy a apoyar una revolución de unxs pocxs, de esas ya ha habido unas cuantas.



viernes, 19 de julio de 2013

La verdadera herida del héroe

Excalibur, Tizona... o poiendonos más freaks, Narsil. Un montón de espadas penetrando piedras y enemigos. Detrás, el héroe, haciendo lo mismo: penetrando, penetrando y penetrando. Porque matar es penetrar, violar es penetrar, conquistar es penetrar y hasta defender es penetrar para evitar ser penetrado (en tu cuerpo, en tus posesiones o en tus ideas), y dejar al enemigo penetrado, al menos por  miedo. En definitiva, el héroe es la prolongación de su pene empuñando con fiereza un arma, otro pene.

¿Y qué nos deja al otro lado? A un penetrado, también humillado, deslegitimado, apartado, vencido, que se coloca por debajo del penetrador y es dominado por éste.

El héroe es el principal modelo de masculinidad y, por tanto, de conducta para los hombres en nuestra sociedad heteropatriarcal y su presencia en ella es omnipresente, reproduciéndose en bocas, textos, memoria colectiva, pantallas de distinto formato, música,etc.  Y son los valores del héroe, los que se nos enseña desde niños a seguir y alcanzar para ser "hombres de verdad". La realidad es, que los hombres de verdad no existen. Los hombres, en términos biologicos, somos biohombres, es decir somos seres humanos con genitales externos. Nuestra naturaleza biológica en términos de género no nos ofrece o demanda nada más. En cambio, el referente de héroe o de hombre de verdad sí:

-Nos exige ser valientes, fuertes, agresivos, aceptar riesgos con más facilidad, no mostrar abatimiento o duda. Todos ellos valores guerreros, que ante la falta de una guerra real, nos lleva a crear nuestras propias guerras a través de la competición y la obsesión jerárquica, estar por encima de nuestros pares, demostrándolo de dos maneras: ejerciendo el poder de facto o utilizando bienes simbólicos. Con lo que el capitalismo y el heteropatriarcado están ligados y se quieren un montón.

-Ser sexualmente activos e infalibles (aquí el héroe toma la forma del actor porno mainstream)

-Ser habilidoso en cualquier deporte, salvo deportes feminizados, o tarea física. Por contraposición a las tareas de cuidados para las que no se considera necesario ningún tipo de saber o habilidad especial y se delegan a personas con menor importancia desde esta óptica (mujeres, niñas y, a veces, niños,en menor medida.) 

- Carente de expresiones sentimentales. Los hombres somos educados para no comunicar lo que sentimos, esto degenera normalmente en problemas en las relaciones sociales porque no podemos expresar que necesitamos, que nos afecta y como. Al no expresar tampoco comprendemos que sea necesaria la comunicación o respetar la expresión del otrx cuando se da.

-Sin exaltaciones líricas. Aun hoy, que un hombre exprese que algo es precioso/a solo puede darse en contextos muy concretos y hacia objetos y personas muy concretas, ya que de lo contrario pone en duda su masculinidad y orientación sexual. Un ejemplo sería expresar que un hombre es atractivo, siendo el emisor un biohombre heterosexual.

-Tener razón en nuestros planteamientos. Aqui se desata la extensa gama de micromachismos (mecanismos de baja intensidad o muy sútiles con el objetivo de resolver una situación en favor del hombre que los ejerce, dejo un enlace con información más detallada sobre este término http://vocesdehombres.files.wordpress.com/2008/07/micromachismos-el-poder-masculino-en-la-pareja-moderna.pdf). Sentir nuestra masculinidad agredida cuando una mujer tiene más conocimientos sobre un tema es un ejemplo muy claro de este "valor".

Estos valores exigen ser cumplidos en un 100%, ya que de vulnerarlos, vulneramos también nuestra proyección como hombres, dejamos de merecer este nombre, pasando de dominadores a dominados. Esto genera una frustración que se vuelca en personas de nuestro entorno, especialmente en figuras femeninas (madres, amigas, parejas en el caso heterosexual).

 Así, los hombres vivimos intentando adecuarnos a estos valores creando nuestras propias lógicas de jerarquía simbólica entre  hombres más hombres, los de "verdad", y  los que no lo son, pasando a formar parte de las mariconas, los flojos, los nenas, los mierdas, etc. Y esto en una sociedad machista significa mucho, significa ser un marginado más. Quizás así podamos ver con más claridad a otros apartados por esta sociedad por ser diferentes, por transgredir las normas de género heteropatriarcales, como son: gays, lesbianas, mujeres empoderadas, transgénero, y cualquier persona que comprenda otras identidades de género más allá de la heterosexualidad y el binarismo de género.

Por supuesto se puede salir de este círculo estupido poniendo en cuestión estos valores y valorándonos a nosotros mismos/as por lo que somos y a los demás con ese mismo baremo, para variar.

Aun con todo, no somos libres de nuestra educación y contexto. Yo, particularmente, sigo sintiendome idiota, especialmente mal, cuando soy torpe en una tarea "masculina", aunque sea la primera vez que la realizo, por ejemplo, cortar madera. Cuando lo piensas en frío, descubres, que en ningún rincón de tus genitales se encuentra el saber de hombres sudorosos que a lo largo de la historia han levantado peso, cortado madera, excavado zanjas o arreglado coches, de hecho, no se encuentra ningún conocimiento, como ninguna mujer aprende de manera mística el trabajo de cuidados con niños, ancianos o personas con discapacidad (incluidos entre los últimos a hombres dependientes que no saben freír un huevo), por poner solo un ejemplo de actividades "femeninas". Cuando miras en frío y piensas con la cabeza, lo que descubres es que eres tan torpe como cualquiera que hace las cosas por primera vez. Porque tienes un proceso de vida con sus diferentes procesos de aprendizaje, y el héroe (real o histórico) siempre tiene la misma edad por lo que ya ha obtenido sus cualidades con lo que no tiene sentido compararse con él.

No le debemos nada al héroe más que frustación por no ser como él. Mi consejo es sencillo. Cortadle la polla, quitadle la espada y olvidaos de él.  Sed libres, construid vuestra identidad en positivo apreciando lo que tenéis y disfrutaís de vosotrxs mismxs, y luchad para que los demás puedan serlo.







domingo, 14 de julio de 2013

El honor infantil

Es en nuestra edad más tierna cuando aprendemos valores y aptitudes que nos acompañaran durante todo nuestro crecimiento, por ejemplo, "hay que decir siempre la verdad", por ende hay también que señalar al mentiroso y castigar la mentira. Estas máximas van colocándose como hitos, conformando una herramienta más para enfrentarnos al mundo que he decidido llamar "honor infantil".

En esta entrada quiero repasar algunos de estos "hitos" en mis primeros años de escuela que me ayudan a entender porque el hombre español actual tiene un comportamiento determinado respecto a las relaciones con la mujer.

Estos "hitos" son transmitidos tanto por la educación formal (la recibida dentro de las aulas), como la informal, la recibida por parte de cualquier persona con autoridad moral suficiente para el receptor/a  fuera de las aulas, es decir, familiares, amigos/as, compañeros/as... con lo cual todas las personas somos responsables de lo que decimos y por eso hay que pensar un poquito más antes de abrir la boca. El proceso de aprendizaje no culmina con la educación obligatoria, es un proceso continuo, que a veces se da de forma involuntaria por una de las dos partes implicadas o por ambas.

Aquí os dejo los "hitos del honor infantil" a analizar:

-"A las niñas no se las pega". Por supuesto es positivo defender la no agresión, pero esta máxima tiene más información implícita. "no se las pega", es decir, no se las agrede fisicamente por su condición de fragilidad, en contraposición a la dureza o fuerza del hombre.

-"Hip, hip, hurra las niñas a la basura". Se trata de una proclama que gritabamos con el objetivo de separar grupos por sexo en diferentes situaciones, pero normalmente en los juegos. Así empezabamos nuestra andadura en la agresión verbal hacia las niñas, en algunos casos, el acoso, por mera diversión. Porque para nosotros era un juego, pero como niños y niñas no eramos conscientes de que los juegos también educan y nos dan claves para relacionarnos con el mundo. Lo más importante respecto a esto es que muy pocos educadores/as pararon esta actitud cuando la veían, legitimandonos, si bien la agresión física hacia una niña siempre fue un tema serio y castigado.

- "Los niños no lloran". Un clásico. Los niños no expresan su debilidad y de paso tampoco sus sentimientos. Queremos niños con carencias y frustaciones, asi en el futuro no les costará volcarlas sobre quien consideren inferior o utilizable para ello. Por contraposición las niñas si pueden llorar para mostrar su fragilidad frente a la dureza machirula.

Estos pilares acompañan el proceso de crecimiento de los niños.

Sumamos en este proceso una educación parca en asuntos como la seducción, las relaciones humanas, en especial con el otro género, plagada de estereotipos y bromas sexistas. Sumamos el ataque sistematico de la publicidad, que usa el cuerpo femenino como un producto de consumo más y da una imagen de la realidad distorsionada. También sumamos la tradición, el saber con todos sus limites acerca del sexo, de su realización, acceso, etc. Sumamos a los medios bombardeandonos con la muerte por violencia machista de mujeres cada año, si bien se preocupan de resaltar casos con protagonistas extranjeros alimentando el odio racista y evitando que nos miremos el ombligo, por medios entiendo también las campañas de concienciacion del Estado que ha ayudado a condenar, al menos en lo publico,  la violencia fisica hacia la mujer. Y un sinfín de factores más que se me escapan, dando como resultado un hombre que identifica el machismo con la agresión física, pero unicamente con esto. No entiende la agresión verbal, la eliminación del espacio, la agresión sexual, la agresión económica, el ataque contra los cuerpos, la limitación de los placeres y gustos, la cosificación, la infantilización a través de la protección del paternalismo patriarcal como formas de machismo o agresión hacia las mujeres por razones de sexo.

Para mí, el hombre español estandar, es un manco iberico. Es un machista sin la mano para golpear en el sentido más fisico de la palabra. Pero se permite, de forma consciente o no, la agresión en multiples formas. Por supuesto que existen grados y excepciones, pero somos un producto de nuestra educación y si nunca la ponemos en tela de juicio tendemos peligrosamente a convertirnos en eso, un Manco Iberico.  

                                   

sábado, 13 de julio de 2013

El Camino del Lila


Dos pares de patucos, rosa y azul. 

Con una misma misión: calentar y proteger a unos piececitos que sustentan y sustentarán, a una persona durante su largo camino de vida. Ayudándoles, a descubrir su lugar en el mundo, sus aptitudes, habilidades, pasiones y todo aquello que les ayude a vivir.

A su vez, estos patucos tienen una oscura meta. La de delimitar, marcar y segmentar el futuro de estas personitas por la forma de su sexo. Definiendo qué aptitudes son y no válidas, qué habilidades son las propias de su género y como debe ser su cuerpo. Añadiendo un sinfín de condicionantes culturales e inseguridades. Y, en definitiva, dándoles más valor o menos, y dejándolo muy claro todo esto, desde los primeros días de vida.

Todo ello por un color. Resulta triste.

Uniéndome a esta lógica de colores, con una idea nada nueva, me dispuse a hacer lo que había hecho mil veces en pre-escolar. Tome un papel, un lapicero rosa y uno azul. Pinté primero con el rosa y más tarde encima con el azul para descubrir un tercer color. El lila. Y es que el lila tiene una misión también, la de tocar todas las gamas de azul y rosa. La de no definir los juegos, si no fomentarlos, la de sentarnos a todos a una misma altura, la de la seducción que seduce y no revuelve el estomago, la de la independencia, la seguridad, el amor, y sobre todo esto, la libertad.

En este blog intentaré a través de reflexiones, experiencias y escritos de otras personas, hacer pensar sobre el sexismo y el feminismo. Mi objetivo no es ambicioso, quiero llegar a las personas de mi entorno. 

Con esto dejo aquí mi primer pasito, en el Camino del Lila.