lunes, 27 de marzo de 2017

¿Aliado, feminista o cocodrilo?

Hace unos días estuve en las muestras de teatro "Piel con piel". Es una iniciativa de varias organizaciones junto con institutos madrileños en los que a través del teatro se investiga, reflexiona y se genera una obra conjunta sobre la trata de personas con fines de explotación sexual. El formato incluía un pequeño foro con las chavalas y chavales, que me sorprendieron por lo puestísimos que estaban en tema de género y sobre todo por la madurez que mostraban. Bueno, pues en este foro apareció un tema interesante, y es el papel de los hombres en el feminismo, dónde, cómo y sobre todo con qué término. Uno de los chicos dijo que no entendía el sentido del término aliado, cuando la actitud era la misma si se definía como feminista.Y otro estaba en la postura de reconocer la responsabilidad, privilegios y peso historico-social del hombre, por lo que tenía que definirse como aliado y no como feminista, ya que el feminismo surge de la mujer y es un movimiento fundamentalmente femenino.

Algunas corrientes feministas están de acuerdo en que el hombre como sustentador del patriarcado debe ser partícipe de la lucha contra este, mientras que otras creen que en tanto sustentador del patriarcado no hay manera humana de que luche honestamente contra este.

Yo estoy de acuerdo con la primera, pero creo que la pregunta complicada en este momento histórico es la siguiente: ¿sigue siendo el feminismo un movimiento fundamentalmente femenino?

Con el feminismo Trans y el interés creciente de hombres por participar con, desde, por, encima, sin, so, sobre, tras el feminismo, ¿hablamos de veras de un movimiento esencialmente de mujeres? ¿Es el transfeminismo una corriente más del feminismo o es otra cosa? ¿Son las acciones/producciones culturales feministas de hombres cis o trans parte del feminismo o son otra cosa?

Es muy complicado dar una ubicación real, a nivel ontológico de las personas que no son mujeres cis dentro del feminismo sin solucionar estas preguntas. No quiero caer en el buenismo, ni decir que hombres por la igualdad son mis héroes. La desconfianza y el recelo están más que justificadas como actitudes frente a machos con discurso o pose feminista/aliada.

Por otro lado, estoy con ese chaval que comentaba al principio. Las actitudes son lo esencial para hacer camino contra la discriminación de género, no tanto la capacidad dialéctica. Si no, no reivindicaríamos las resistencias feministas de las mujeres de clase baja. El conocimiento y el manejo del lenguaje académico está genial, pero es una herramienta para crear y comprender la realidad, no es una alteración de la realidad en sí misma. Por eso, como hombre cis, el debate sobre como definirse debe ser individual y la actitud con el resto de personas es lo que tiene que buscar el sentido colectivo, por decirlo de otra manera, nos tenemos que preocupar de ser más feministas en lo que hacemos diariamente y menos en los debates, espacios dialécticos, que además tienen un puntito clasista muy feo y muy poco que ver con la dimensión emocional, psicológica y espiritual del resto de personas.

¿Cómo me defino?
Yo me defino como hombre feminista. Porque entiendo que feminista implica una posición política activa y es un término mucho más incómodo que aliado, habrá que ver en unos años. Pero por tomar este término, para mí, no quiere decir que me mee en la lucha feminista ni quiera capitanear los movimientos, hablar más que nadie, o dejar de cuestionar mis relaciones y mi forma de actuar. 

Lo dicho; actitud, intención, conciencia, autocrítica, flexibilidad, y mil cosas más antes que lucha dialéctica, que sabemos de sobra quién y con qué actitudes nos cita a Simone de Beauvoir.

Chim-pun.

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